Nuestro modelo de sociedad no es sostenible en un mundo en el que la esperanza de vida puede variar hasta treinta años de un país a otro. Según el investigador Pedro Alonso, aspectos como la mejora en la capacidad de transmitir y medir información relevante, la innovación farmacéutica o los nuevos sistemas de financiación en zonas desfavorecidas pueden convertir a las empresas en parte de la solución.